Complejo escenario del mercado laboral, Plan de Emergencia y recuperación económica: Los análisis clave del IPoM

El Banco Central corrigió fuertemente sus proyecciones para la economía chilena y anticipó que el PIB podría caer hasta en un 7,5% debido al golpe del covid-19 en 2020.

«La mayor contracción económica en 35 años» es la que anticipa el Banco Central para el PIB de Chile este 2020 a la luz de los efectos de la crisis gatillada por el covid-19. Así, en su último Informe de Política Monetaria (IPoM), el ente rector proyectó un retroceso de la actividad entre 5,5% y 7,5% para este año. 

De esta forma, en un escenario «inédito» donde se hace «particularmente difícil realizar proyecciones, pues dependen en gran parte de factores que escapan del análisis económico», el Central se refirió a las medidas que el Gobierno ha implementado para enfrentar la pandemia desde la política fiscal, la situación del mercado laboral y la reactivación post coronavirus.

En ese sentido, el informe expone que tanto en sus estimaciones para 2020, como en la recuperación prevista para 2021 y 2022, el BC considera el impacto del Plan de Emergencia acordado entre el Gobierno y la Comisión de Hacienda ampliada para los próximos 24 meses. 

El impacto del covid-19 en el mercado laboral 

Dentro del informe de junio, el Central dedica toda una separata técnica al análisis del impacto de la pandemia en el mercado laboral chileno. En ese sentido, introduce que el virus «está teniendo efectos muy significativos en diversos ámbitos económicos». 

Así, ante el golpe económico en las empresas y los confinamientos, «el alza de los despidos ha sido transversal a todos los sectores, y ha sido especialmente fuerte en sectores como la construcción, restaurantes y hoteles, comercio, transporte y servicios».


En ese sentido, el Central comenta que los datos de la encuesta del INE muestran que más del 95% de quienes perdieron su empleo en el último trimestre móvil pasaron a la inactividad. «Eso significa que son personas que pese a estar sin empleo, y querer uno, no lo están buscando». 

¿Qué podría explicar este comportamiento?, pregunta el BC y responde: «Una razón plausible es que el conjunto de acciones sanitarias -voluntarias e involuntarias- impide que las personas puedan desarrollar labores remuneradas.Otra razón plausible es el desaliento. 

Otro factor de ajuste importante que destaca el ente rector en el mercado laboral ha sido la Ley de Protección del Empleo, la cual ha permitido la suspensión temporal de los contratos. Con ello, los ocupados ausentes tuvieron un «alza considerable» en abril de 5 puntos porcentuales con respecto al mismo mes de 2019, llegando al 14% del total de ocupados.

«Algunos indicadores complementarios del mercado laboral dan cuenta de un deterioro mayor al que muestra la tasa de desocupación», dice el informe. «En el trimestre febrero-abril, la tasa de subutilización -que considera la fuerza de trabajo potencial- aumentó casi 10 pp. interanual (…). En la práctica, esto significa que si todos estos inactivos ingresaran a la fuerza de trabajo de una vez, la tasa de desocupación podría aumentar en cifras de ese orden». 

Respecto del mercado laboral y el empleo asalariado, «es especialmente preocupante un escenario en que su deterioro se prolongue o acentúe, en particular si persisten restricciones sanitarias relevantes (…). El desempleo podría permanecer elevado por largo tiempo en la medida que el ajuste de la economía implique una reasignación relevante de puestos de trabajo entre empresas y sectores, lo que además tendría efectos persistentes en los ingresos, en la medida que se requiera reconversión de capital humano».

Las medidas del Ejecutivo y el Plan de Emergencia

 «El importante impulso fiscal en respuesta a la pandemia ha ayudado a mitigar su impacto y también apoyará la recuperación del consumo y la inversión, especialmente el próximo año», afirma el IPoM y recuerda que desde mediados de marzo a la fecha «el Gobierno ha entregado recursos del orden de US$17 mil millones, orientados, entre otros objetivos, a proteger el empleo, dar apoyo al ingreso de los hogares e inyectar liquidez al sistema productivo».

«Se sumará a ello el Plan de Emergencia por la Protección de Ingresos de las Familias y la Reactivación Económica y del Empleo recientemente acordado. Este contempla un fondo de hasta US$12 mil millones para los próximos veinticuatro meses. Estos recursos se destinarán inicialmente a reforzar las transferencias a los sectores más vulnerables a través del Ingreso Familiar de Emergencia», agrega. 

Con dicho plan, «se añade un refuerzo de la Ley de Protección del Empleo (LPE), el Seguro de Cesantía y la concreción de un apoyo a trabajadores independientes formales. Posteriormente, los recursos de este fondo se destinarán a apoyar la reactivación económica a través de planes a apoyo a los empleos y la inversión. El acuerdo contempla que este esfuerzo adicional sea de carácter transitorio y sea seguido de una consolidación fiscal en el mediano plazo, de modo de evitar que la deuda pública supere el 45% del PIB».

Así, sostiene el documento, «el escenario central de proyección considera los efectos de este Plan en el crecimiento económico entre el 2020 y 2022, en forma preliminar de acuerdo con los antecedentes conocidos hasta ahora. Estimaciones más específicas de sus impactos se podrán hacer una vez que sus detalles sean aprobados en el Congreso». 

Recuperación económica post pandemia 

Para abordar el «altísimo grado de incertidumbre respecto de las perspectivas de mediano plazo de la economía» debido a la incierta evolución de la pandemia, el BC revisó evidencia de recuperaciones que se llevaron a cabo tras recesiones fuertes que han ocurrido en la historia reciente.

«La evidencia histórica muestra que, ante shocks recesivos de gran magnitud, las recuperaciones económicas tienden a ser más lentas, posiblemente explicadas por fenómenos de histéresis (presencia de los efectos) en el mercado laboral, otras no-linealidades asociadas con la destrucción de cadenas productivas y relaciones laborales, y complicaciones en mercados financieros derivados de estas destrucciones. En una situación como la actual, que afecta directamente a las empresas, el riesgo que se rompan estas relaciones económicas y se incurran en dichas no-linealidades es alto». 

Sin embargo, el IPoM puntualiza que dicha evidencia debe ser considerada solo como indicativa, ya que la naturaleza del shock actual se diferencia de recesiones anteriores y no se tiene evidencia sistemática histórica de recuperaciones ante golpes comparables. 

En esa línea, el ente rector destaca que «la magnitud de los programas de apoyo fiscal y monetario no tienen precedentes» y que, de cumplirse sus objetivos, «la recuperación posterior podría ser más vigorosa que aquellas observadas en la historia reciente».

Así, el informe concluye: «Qué tanto más rápida resulte esta recuperación frente a otros episodios históricos de contracciones fuertes dependerá de los mecanismos de histéresis tradicionales que han operado históricamente en otros episodios recesivos fuertes, de cómo evolucione la epidemia en el plano local y la pandemia a nivel global y, finalmente, de si hay reasignaciones estructurales más o menos permanentes».

Fuente: Emol.com